La ceremonia contó con la presencia de monseñor Giuseppe Pinto, Nuncio Apostólico de Su Santidad, y otros pastores del país quienes con fraternal hermandad siguieron la ceremonia. También estaban presentes sus familiares, amigos y colegas de las Obras Misionales Pontificias, y de una manera especial la Infancia Misionera.
"Ser pescador de hombres"
En su homilía, el Cardenal Errázuriz manifestó que es Jesucristo quién le encomienda a monseñor Vega que apaciente a sus ovejas y las llame por su nombre. Como pastor, en tanto, él debe dejar todo por seguir y escuchar a Cristo.
"Hoy es el mismo Señor el que le dice sígueme, con las mismas palabras con las que llamó al apóstol Felipe. Hoy es Jesucristo quien lo llama y le confiere la misión de ser pescador de hombres, dando el encargo de remar mar adentro y lanzar las redes para hacer pescas milagrosas porque es el mismo Señor el que atrae los peces y los junta en la red de la Iglesia mediante el trabajo infatigable de sus obispos, sacerdotes, diáconos, y todos los que han recibido un mandato misionero", señaló el cardenal.
En este mismo sentido, el Arzobispo de Santiago explicó que ser obispo significa ser presencia de Dios en medio de su pueblo y con la gracia del Espíritu Santo, ser ejemplo de entrega abnegada al servicio de la esperanza cristiana. "Actuando como padre, hermano y amigo de todos, estará al lado de cada uno como imagen viva de Cristo, en el que se realizan todas las promesas de Dios, y se cumplen todas las esperanzas del corazón", afirmó.
El purpurado finalizó su intervención convocando a los presentes a orar a Dios por las vocaciones cristianas al servicio de la Iglesia y la sociedad. "Chile del bicentenario necesita pastores, líderes políticos, servidores públicos, una multiplicidad de voluntariado, que colabore en la reconstrucción material y espiritual de la patria. Que lleven a la gente bondad, paz, piedad, capacidad de escuchar de verdad y animación espiritual. Chile despierta al bicentenario desplegando sus mejores valores con ocasión de una catástrofe terrible. Debemos ayudarnos unos a otros a ser Cristos vivos", dijo.
Servicio a los fieles de Illapel
En sus palabras de agradecimiento, monseñor Jorge Vega manifestó su deseo de vivir con humildad y alegría este nuevo ministerio, y encarnar en su persona el ideal de fiel discípulo misionero de Jesucristo.
"He dado gracias a Dios por todos aquellos con quienes a lo largo de estos 25 años he trabajado codo a codo buscando que el Evangelio penetre en el corazón de cada hombre y de cada mujer. Ha sido en este contexto de contemplación agradecida que he sido llamado a un nuevo servicio eclesial. Desde el primer momento supe que no podía quedarme mirando el pasado, porque me convertiría en estatua de sal. A partir de ahora, mis raíces buscarán otros nutrientes para sostener mi futuro ministerio, que quiero vivir con la humildad y alegría que caracteriza al discípulo misionero de Cristo", expresó.
Gaudium Press / Igor Roco
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