Ciudad del Vaticano, 27 jun 08.- Benedicto XVI recibió hoy en el Vaticano a 400 representantes del Vicariato de Roma con motivo de la despedida como vicario del cardenal Camillo Ruini y del nombramiento como sucesor suyo del cardenal Agostino Vallini.
"Los últimos años del siglo pasado y los primeros del nuevo- dijo el Papa- han sido una época extraordinaria, mucho más para los que como nosotros los han vivido al lado de un auténtico gigante de la fe y de la misión de la Iglesia, mi venerado predecesor".
Colaborando estrechamente con Juan Pablo II, prosiguió el Santo Padre, "nos hemos sentido arrastrados por su excepcional fuerza espiritual, enraizada en la oración, en la unión profunda con Jesucristo y en la intimidad filial con su Madre santísima. El carisma misionero de Juan Pablo II tuvo (...) un influjo determinante durante su pontificado, en especial en la preparación del Jubileo del 2000, como se verificó directamente en la diócesis de Roma, la diócesis del Papa, gracias a la dedicación constante del cardenal vicario y de sus colaboradores".
Benedicto XVI puso como ejemplo de esa actividad "la misión ciudadana de Roma y los "Diálogos en la catedral", expresión de una Iglesia que en el mismo momento en que tomaba más conciencia de su identidad diocesana (...) se abría (...) a una mentalidad misionera y a un estilo coherente con ella, (...) destinados a durar no solamente el tiempo de una estación, sino (...) a ser permanentes".
El Papa recordó después que la solicitud por la misión del cardenal Ruini, que fue designado vicario de Roma en 1991, ha estado siempre sostenida por "una excelente capacidad de reflexión teológica y filosófica", y subrayó que "el apostolado, sobre todo en nuestra época, debe nutrirse constantemente del pensamiento para motivar el significado de gestos y acciones, porque de no ser así, está destinado a reducirse a un activismo estéril".
Refiriéndose a los ámbitos en los que colaboraron el entonces cardenal Ratzinger, en la época prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe y el vicario de Roma, el Papa citó los convenios eclesiales diocesanos, cuyos temas "querían responder a las principales urgencias pastorales, teniendo en cuenta el contexto social y cultural de la ciudad" .
El Santo Padre habló también del "proyecto cultural", iniciativa particular de la Iglesia italiana que "llama la atención sobre el modo en que se presenta la Iglesia en la sociedad, es decir el deseo de la comunidad cristiana, en respuesta a la misión de su Señor, de estar presente en medio de los seres humanos y en la historia con un proyecto de persona, de familia, de relaciones sociales inspirado en la Palabra de Dios y en diálogo con la cultura del tiempo".
"Querido cardenal -exclamó el Papa- usted ha dado un ejemplo que va más allá de las iniciativas del momento, un ejemplo en el compromiso de "pensar la fe", con absoluta fidelidad al Magisterio de la Iglesia, con puntual atención a las enseñanzas del Obispo de Roma y al mismo tiempo, escuchando constantemente las preguntas que brotan de la cultura contemporánea y de los problemas de la sociedad actual".
Por último, Benedicto XVI saludó al cardenal Agostino Vallini, nuevo vicario de la diócesis de Roma y hasta ahora prefecto del Tribunal Supremo de la Signatura Apostólica, acogiéndolo en el nuevo encargo, "que le confío -dijo- teniendo en cuenta su experiencia personal, madurada primero como auxiliar en la gran diócesis de Nápoles y después como obispo de Albano; experiencias a las que une dotes afirmadas de sabiduría y afabilidad".
"Los últimos años del siglo pasado y los primeros del nuevo- dijo el Papa- han sido una época extraordinaria, mucho más para los que como nosotros los han vivido al lado de un auténtico gigante de la fe y de la misión de la Iglesia, mi venerado predecesor".
Colaborando estrechamente con Juan Pablo II, prosiguió el Santo Padre, "nos hemos sentido arrastrados por su excepcional fuerza espiritual, enraizada en la oración, en la unión profunda con Jesucristo y en la intimidad filial con su Madre santísima. El carisma misionero de Juan Pablo II tuvo (...) un influjo determinante durante su pontificado, en especial en la preparación del Jubileo del 2000, como se verificó directamente en la diócesis de Roma, la diócesis del Papa, gracias a la dedicación constante del cardenal vicario y de sus colaboradores".
Benedicto XVI puso como ejemplo de esa actividad "la misión ciudadana de Roma y los "Diálogos en la catedral", expresión de una Iglesia que en el mismo momento en que tomaba más conciencia de su identidad diocesana (...) se abría (...) a una mentalidad misionera y a un estilo coherente con ella, (...) destinados a durar no solamente el tiempo de una estación, sino (...) a ser permanentes".
El Papa recordó después que la solicitud por la misión del cardenal Ruini, que fue designado vicario de Roma en 1991, ha estado siempre sostenida por "una excelente capacidad de reflexión teológica y filosófica", y subrayó que "el apostolado, sobre todo en nuestra época, debe nutrirse constantemente del pensamiento para motivar el significado de gestos y acciones, porque de no ser así, está destinado a reducirse a un activismo estéril".
Refiriéndose a los ámbitos en los que colaboraron el entonces cardenal Ratzinger, en la época prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe y el vicario de Roma, el Papa citó los convenios eclesiales diocesanos, cuyos temas "querían responder a las principales urgencias pastorales, teniendo en cuenta el contexto social y cultural de la ciudad" .
El Santo Padre habló también del "proyecto cultural", iniciativa particular de la Iglesia italiana que "llama la atención sobre el modo en que se presenta la Iglesia en la sociedad, es decir el deseo de la comunidad cristiana, en respuesta a la misión de su Señor, de estar presente en medio de los seres humanos y en la historia con un proyecto de persona, de familia, de relaciones sociales inspirado en la Palabra de Dios y en diálogo con la cultura del tiempo".
"Querido cardenal -exclamó el Papa- usted ha dado un ejemplo que va más allá de las iniciativas del momento, un ejemplo en el compromiso de "pensar la fe", con absoluta fidelidad al Magisterio de la Iglesia, con puntual atención a las enseñanzas del Obispo de Roma y al mismo tiempo, escuchando constantemente las preguntas que brotan de la cultura contemporánea y de los problemas de la sociedad actual".
Por último, Benedicto XVI saludó al cardenal Agostino Vallini, nuevo vicario de la diócesis de Roma y hasta ahora prefecto del Tribunal Supremo de la Signatura Apostólica, acogiéndolo en el nuevo encargo, "que le confío -dijo- teniendo en cuenta su experiencia personal, madurada primero como auxiliar en la gran diócesis de Nápoles y después como obispo de Albano; experiencias a las que une dotes afirmadas de sabiduría y afabilidad".
Fuente: VIS
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