Papa Benedicto XVI en Fátima |
La visita del Papa a Fátima también se reviste de un grandioso significado, porque este año, los católicos de todo el mundo conmemoran los cinco años de la muerte de Hermana Lucía, aquella que tuvo la vida más larga entre los tres pastorcitos y también el centenario del nacimiento de Jacinta Marto, la otra pastorcita que presenció la aparición de la Virgen María.
En sus palabras iniciales, el Santo Padre dijo que vino a Fátima como un simple peregrino "que quiere regocijarse con la presencia de la Virgen María". Benedicto XVI afirmó también que está presente en la ciudad donde Nuestra Señora apareció "para confiar a la protección materna de María los sacerdotes, los consagrados y consagradas, los misioneros y todos los obreros del bien, así como toda la humanidad afectada por miserias y sufrimientos".
Según el Papa, María es como una maestra que introduce a los pequeños videntes, y a través de ellos, a todas las personas en el conocimiento íntimo del Amor Trinitario, llevándolos a saborear el propio Dios como lo más bello de la existencia humana. "La fe trae una esperanza segura que no decepciona; indica un sólido fundamento sobre el cual apoyar, sin miedo, la propia vida", afirmó.
El Papa ante la tumba de los pastorcitos |
Al término de la misa el Pontífice dirigió los tradicionales saludos en diversas lenguas. El último saludo fue en portugués: "Queridos peregrinos de lengua portuguesa, bajo la mirada materna de Nuestra Señora de Fátima, saludo a todos vosotros que aquí vinisteis de los varios países de habla portuguesa a la búsqueda de conforto y esperanza. Dándonos a Jesús, María es la verdadera fuente de esperanza. A Ella os entrego y acompaño con mi Bendición".
De modo particular el Santo Padre saludó a los enfermos diciendo palabras de aliento y esperanza. De acuerdo con el Pontífice, la sensación de inutilidad del sufrimiento consume a la persona en su propio interior y la hace sentirse un peso para los otros. Entretanto, y de manera contraria, "el verdadero significado del sufrimiento es aquel de salvación del mundo", recordó el Papa, que, por último, alentó a los enfermos a encontrar en el sufrimiento "la paz interior y hasta la alegría espiritual".
Después de la misa, el Santo Padre fue a venerar las tumbas de los pastorcitos, Francisco, Jacinta y Lúcia, que están dentro de la Basílica del Santuario.
Gaudium Press
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