CIUDAD DEL VATICANO, domingo, 25 mayo 2007. -
Benedicto XVI antes de rezar junto a millares de fieles y peregrinos la habitual oración mariana del Ángelus, ha dirigido la palabra a cuantos estaban congregados en la plaza de san Pedro para oír su alocución. El Papa ha recordado que en Italia y en otras naciones se celebra hoy la solemnidad del Corpus Christi, que en el Vaticano y otros países se celebró ya el pasado jueves.
El Corpus ha dicho el Papa “es la fiesta de la Eucaristía, don maravilloso de Cristo, que en la última Cena quiso dejarnos el memorial de su Pascua, el sacramento de su Cuerpo y de su Sangre, prueba y prenda de inmenso amor para nosotros”.
“Hace una semana nuestras miradas estaban atraídas por el misterio de la santísima Trinidad; hoy estamos invitados a fijarla sobre la Hostia santa: que es el mismo Dios. El Amor mismo. Esta es la belleza de la verdad cristiana: el Creador y Señor de todas las cosas se ha hecho “grano de trigo” para ser sembrado en nuestra tierra, en los surcos de nuestra historia”.
“El Creador se ha hecho pan para ser partido -ha afirmado el Santo Padre- para ser compartido, comido. Se ha hecho nuestra comida para darnos vida, su misma vida divina”.
“Nació en Belén que en hebreo quiere decir ‘casa del pan’, -ha explicado el Papa- y cuando comenzó a predicar a la multitud reveló que el Padre lo había mandado al mundo como ‘pan vivo descendido del cielo’, como pan de la vida”.
El Pontífice ha subrayado que la Eucaristía es escuela de “caridad y de solidaridad. Y quien se nutre del Pan de Cristo no puede quedar indiferente ante los que, en nuestros días, están privados del pan cotidiano. “Muchos padres consiguen a duras penas procurarse el pan para sus propios hijos. Es un problema cada vez más grave -ha señalado Benedicto XVI- que la comunidad internacional, con grandes dificultades, se esfuerza en resolver”.
La Iglesia no sólo reza “danos hoy el pan de cada día” sino que siguiendo el ejemplo de su Señor, se empeña en todas las maneras a “multiplicar los cinco panes y los dos peces” con innumerables iniciativas de promoción humana y compartiendo lo imprescindible para que a nadie le falte lo necesario para vivir.”
El Santo Padre ha exhortado a los fieles para que la Fiesta del Corpus Christi sea “una ocasión concreta para acrecentar las atenciones a nuestros hermanos, especialmente a los pobres”. Y ha pedido que interfiera para obtener esta gracia, a la Virgen María, “de la cual el Hijo de Dios tomó la carne y la sangre”.
María, que llevando en su seno a Jesús, fue el ‘tabernáculo’ viviente de de la Eucaristía, nos comunique su misma fe en el santo misterio del Cuerpo y la Sangre de su divino Hijo, para que sea verdaderamente el centro de nuestra vida.
“Junto a María”, ha anunciado el Papa, nos volveremos a encontrar el próximo sábado, 31 de mayo, en la plaza de san Pedro, a las 8 de la tarde, para “una celebración especial” en la clausura del mes mariano dedicado a la Virgen.
Benedicto XVI antes de rezar junto a millares de fieles y peregrinos la habitual oración mariana del Ángelus, ha dirigido la palabra a cuantos estaban congregados en la plaza de san Pedro para oír su alocución. El Papa ha recordado que en Italia y en otras naciones se celebra hoy la solemnidad del Corpus Christi, que en el Vaticano y otros países se celebró ya el pasado jueves.
El Corpus ha dicho el Papa “es la fiesta de la Eucaristía, don maravilloso de Cristo, que en la última Cena quiso dejarnos el memorial de su Pascua, el sacramento de su Cuerpo y de su Sangre, prueba y prenda de inmenso amor para nosotros”.
“Hace una semana nuestras miradas estaban atraídas por el misterio de la santísima Trinidad; hoy estamos invitados a fijarla sobre la Hostia santa: que es el mismo Dios. El Amor mismo. Esta es la belleza de la verdad cristiana: el Creador y Señor de todas las cosas se ha hecho “grano de trigo” para ser sembrado en nuestra tierra, en los surcos de nuestra historia”.
“El Creador se ha hecho pan para ser partido -ha afirmado el Santo Padre- para ser compartido, comido. Se ha hecho nuestra comida para darnos vida, su misma vida divina”.
“Nació en Belén que en hebreo quiere decir ‘casa del pan’, -ha explicado el Papa- y cuando comenzó a predicar a la multitud reveló que el Padre lo había mandado al mundo como ‘pan vivo descendido del cielo’, como pan de la vida”.
El Pontífice ha subrayado que la Eucaristía es escuela de “caridad y de solidaridad. Y quien se nutre del Pan de Cristo no puede quedar indiferente ante los que, en nuestros días, están privados del pan cotidiano. “Muchos padres consiguen a duras penas procurarse el pan para sus propios hijos. Es un problema cada vez más grave -ha señalado Benedicto XVI- que la comunidad internacional, con grandes dificultades, se esfuerza en resolver”.
La Iglesia no sólo reza “danos hoy el pan de cada día” sino que siguiendo el ejemplo de su Señor, se empeña en todas las maneras a “multiplicar los cinco panes y los dos peces” con innumerables iniciativas de promoción humana y compartiendo lo imprescindible para que a nadie le falte lo necesario para vivir.”
El Santo Padre ha exhortado a los fieles para que la Fiesta del Corpus Christi sea “una ocasión concreta para acrecentar las atenciones a nuestros hermanos, especialmente a los pobres”. Y ha pedido que interfiera para obtener esta gracia, a la Virgen María, “de la cual el Hijo de Dios tomó la carne y la sangre”.
María, que llevando en su seno a Jesús, fue el ‘tabernáculo’ viviente de de la Eucaristía, nos comunique su misma fe en el santo misterio del Cuerpo y la Sangre de su divino Hijo, para que sea verdaderamente el centro de nuestra vida.
“Junto a María”, ha anunciado el Papa, nos volveremos a encontrar el próximo sábado, 31 de mayo, en la plaza de san Pedro, a las 8 de la tarde, para “una celebración especial” en la clausura del mes mariano dedicado a la Virgen.
Fuente: Radio Vaticano
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