Benedicto XVI aseguró que aunque su visita pastoral se limite a Yaundé y Luanda, "en mi corazón y mi oración tengo presentes África en general y el pueblo de Angola en particular, al que deseo ofrecer un cordial aliento para proseguir por el camino de la pacificación y de la reconstrucción del país y de las instituciones". (…)
Tras recordar la visita de Juan Pablo II a este país en junio de 1992, el Papa dijo que en el país del que proviene, Alemania, "la paz y la fraternidad son estimadas por todos sus habitantes, en particular por cuantos como yo, han conocido la guerra y la división entre hermanos pertenecientes a la misma nación a causa de ideologías devastadoras e inhumanas, que bajo la falsa apariencia de sueños e ilusiones, hacían pesar sobre los seres humanos el yugo de la opresión. Por eso, entenderéis -continuó- que sea sensible al diálogo entre los seres humanos como medio para superar toda forma de conflicto y de tensión y para hacer de todas las naciones -y por tanto también de vuestra patria- una casa de paz y de fraternidad". (…)
El Papa concluyó haciendo hincapié en el motivo de su viaje a Angola: "Encontrarme con una de las más antiguas comunidades católicas de África sub-ecuatorial, para confirmarla en su fe en Jesús resucitado y unirme a las oraciones de sus hijos e hijas para que el tiempo de la paz, en la justicia y en la fraternidad, no conozca ocaso en Angola, permitiéndole cumplir la misión que Dios le ha confiado en favor de se pueblo y en el concierto de las naciones".
Terminada la ceremonia de bienvenida, el Santo Padre se dirigió a la nunciatura apostólica para el almuerzo. (Resumen)
VIS
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