Ciudad del Vaticano, 8 Feb. 2010.- "Nadie es, de hecho, dueño de la propia vida, sino que todos somos llamados a protegerla y respetarla, desde el momento de la concepción hasta su muerte natural", afirmó el Santo Padre, ayer, al recitar la oración del Ángelus. La vehemente defensa de la vida por el Papa encontró eco porque este domingo, la Iglesia celebró el Día Mundial para la Vida, con el tema "La fuerza de la vida, un desafío en la pobreza". Continuar leyendo.
Como cada domingo, el Santo Padre recitó la tradicional oración mariana del medio día desde la ventana de su oficina privada, dirigiéndose a los fieles reunidos en la Plaza de San Pedro.
Benedicto XVI pronunció fuertes palabras en defensa de la vida en su discurso previo a la recitación del Ángelus. Según el Santo Padre, el actual período de crisis económica mundial, que acarrea mecanismos "más dramáticos" de pobreza y desigualdad social, hiere y ofende la vida. Para Benedicto XVI, la situación requiere un amplio esfuerzo para "promover un desarrollo humano integral que supere la indigencia y la necesidad y, sobretodo, muestre que el fin del hombre no es el bienestar, sino el propio Dios".
"El propósito del hombre no está en su bienestar, sino en la existencia humana, que debe ser defendida y favorecida en cada una de sus etapas", enfatizó el Santo Padre, cuyas palabras fueron recibidas con gran aplauso por la multitud presente en la explanada vaticana. De ella, formaban parte también representantes del "Movimiento por la Vida Romana", que llevaban globos verdes y una gran pancarta con consignas a favor de la vida.
El Papa también habló durante el Ángelus sobre la necesidad de reforzar las vocaciones sacerdotales y religiosas en la Iglesia Católica. Explicando las lecturas del día, Benedicto XVI pidió a todos los "que recibieron el don de la vocación divina, a no concentrarse sobre sus límites", y "pronunciar el propio "sí" al Señor con alegría y dedicación plena, a fin de realizar la verdadera vocación eclesiástica".
El tema de la vocación estuvo presente también en los saludos a los fieles en diversas lenguas. A los de habla española, por ejemplo, numerosamente presentes en la Plaza de San Pedro, el Papa dijo:
"Saludo con afecto a los peregrinos de lengua española presentes en esta oración mariana, en particular a los fieles venidos de Caravaca de la Cruz, Alicante, Valencia, Villafranca de los Barros y Elche. A la luz de la Palabra de Dios que la Iglesia proclama hoy, invito a todos a suplicar fervientemente al Señor que suscite en muchos jóvenes el deseo de responder generosamente a su llamada, para que, dejándolo todo, consagren su vida por completo a la hermosa misión de ser mensajeros valientes de la buena noticia de la salvación, celebrar con dignidad los Sagrados Misterios y ser testigos fieles y convencidos de la caridad. Pidamos que en este camino se vean acompañados por la presencia amorosa de María, Madre de Jesús. Feliz domingo."
Gaudium Press
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