En un comunicado firmado por el Secretario General de la CEM, Mons. José Leopoldo González, los obispos explicaron que tomaron esta decisión "ante el grave momento que vivimos, marcado por la crisis económica, la violencia generalizada, la invasión del narcotráfico, los secuestros, la pérdida de los valores humanos".
El texto recordó que en 1924 los obispos consagraron el país al Espíritu Santo. Sin embargo, el hecho pasó relativamente desapercibido en medio del Congreso Eucarístico Nacional, por lo que fue ratificado en cada diócesis el día de Pentecostés de 1925.
"Esta Consagración es un acto de fe y esperanza con el que manifestamos nuestra firme confianza en Jesucristo, el señor de la historia, que guía nuestros pasos con la sabiduría y fuerza de su Espíritu, en estos momentos de duras pruebas", señaló el texto.
Los obispos indicaron que consagrar el país al Espíritu Santo no es solo un acto piadoso, sino que "es tomar conciencia de que Dios nos ha elegido para Él, para su servicio, para dar frutos de santidad".
Por ello, invitaron a los fieles a presentarse con humildad ante Dios, "reconociendo que tenemos necesidad de ser salvados, insistiendo en una oración llena de confianza y dispuestos a ratificar nuestra entrega con acciones".
La CEM recordó que los católicos "ya fuimos consagrados por Él en el bautismo y la confirmación y, la entrega que ahora queremos reiterar, significa aceptar consciente y libremente la Consagración de la cual fuimos objeto entonces".
ACI
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