Etimológicamente significa “lo mismo”. Viene del latín.
La Virgen María, iluminada por Dios, sintió vivos deseos de ir a visitar a su prima santa Isabel. En su avanzada edad, estaba embarazada porque para Dios nada hay imposible.
Tuvo muy en cuenta las palabras de san Pablo a los Corintios:" La caridad es servicial, no busca sólo su propio interés, y lo soporta todo".
Un gran apóstol de la Iglesia universal, san Ambrosio, dice estas palabras acerca de este día:"Fue María la que se adelantó para saludar la primera. Ella es la que siempre se adelanta a dar demostraciones de cariño a quienes ama".
María no busca reputación, fama o halagos como sucede en muchas de las visitas de nuestros días.
Como iba llena de la gracia de Dios, inundó la casa de su prima de bendiciones.
"Tan pronto oyó Isabel el saludo de María, saltó de gozo el niño en su vientre e Isabel quedó llena del Espíritu Santo".
Su prima, muy agradecida, le dijo:" Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de vientre. ¿De dónde a mí que la madre de mi Señor venga a visitarme? Apenas llegó a mis oídos la voz de tu saludo saltó de gozo el niño en mi vientre".
La Virgen María llevó a Jesús a aquella casa. Si fueras un creyente como Dios manda, harías exactamente igual. El cristiano es portador de la Buena Noticia de Dios, su mensajero, el heraldo que anuncia la buena nueva.
Otro santo universal que se distinguió por su acendrado amor a la Virgen dice estas palabras:" Desde este instante de la Visitación María quedó constituida en “Canal inmenso” por medio del cual la bondad de Dios envía hacia nosotros las cantidades más admirables de gracias, favores y bendiciones".
Una de las claves de la Biblia es saber comunicar a los demás los mensajes de Dios. A veces la gente siente vergüenza. Es una pena que, ante tanta desgracia como anuncian los medios de comunicación social, no haya creyentes que se dediquen a anunciar buenas noticias.
Catholic.net
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