Ciudad del Vaticano, 2 jul.- El Papa abre un nuevo ciclo de catequesis dedicado a la figura de san Pablo, en ocasión del Año paulino inaugurado el sábado en la basílica de san Pablo Extramuros. "Pablo fue una figura excelsa, inimitable y estimulante: abierto a la humanidad y a sus culturas. Para nosotros es un ejemplo de total dedicación al Señor y a su Iglesia".
Benedicto XVI ha celebrado esta mañana su última Audiencia General en el Vaticano antes de partir esta tarde a las seis hacia su residencia estiva en Castelgandolfo donde pasará parte del verano. El Papa en su habitual alocución a los fieles y peregrinos ha abierto un nuevo ciclo de catequesis dedicado a la figura de san Pablo, en ocasión del Año paulino que el mismo Pontífice inauguró el sábado en la basílica de san Pablo Extramuros.
La Audiencia de esta mañana ha tenido lugar en el Aula Pablo VI a causa del calor sofocante que se respira estos últimos días en la capital italiana. Han participado en la audiencia unos 10 mil peregrinos. En esta primera catequesis dedicada al Apóstol de los gentiles, el Papa ha querido considerar de manera especial el ambiente en el que vivió y en el que evangelizó San Pablo. La predicación paulina, "con toda la profunda originalidad del mensaje cristiano, sintoniza con la sensibilidad religiosa y el trasfondo cultural de su tiempo".
"Todos tenemos mucho que aprender de san Pablo - ha subrayado el Pontífice- y este es el objetivo del Año Paulino: aprender la fe en Cristo, camino de recta vía". En sus palabras, Benedicto XVI ha recordado en particular "la visión universal" propuesta por San Paolo "mientras se vivía en aquel entonces una crisis de la religión tradicional en sus aspectos mitológicos y cívicos, y el particularismo de la cultura y de la religión judía encontraban lugar dentro de las instituciones del Imperio Romano".
Más difícil y sufrida fue, en cambio, “la posición de los que adhirieron con fe a Jesús de Nazaret en la medida en que se distinguirán ya sea de judaísmo que del paganismo imperante”, ha explicado el Papa. Expresión de “tres culturas, la hebrea, la griega, o mejor dicho la helenística, y la romana", San Pablo supo predicar el Evangelio "más allá de toda limitación, afirmando que no había judíos o griegos, hombres libres y esclavos, mujeres u hombres sino que todos vosotros sois solo uno en Jesús”.
La visión universalista típica de la personalidad de san Pablo, al menos del Pablo cristiano tras el evento del camino de Damasco, debe ciertamente su impulso de base a la fe en Jesucristo, en cuanto la figura del Resucitado nos sitúa más allá de las estrecheces particulares. Pero el Papa ha señalado que en esta visión universal del Apóstol influyó también el contexto cultural de su tiempo, en el que destaca la filosofía estoica, "con sus altos valores de humanidad y de sabiduría".
"Pablo fue una figura excelsa, inimitable y estimulante. Es para nosotros un ejemplo de total dedicación al Señor y a su Iglesia y estuvo abierto a la humanidad y a sus culturas". “Un mensaje el de san Pablo que sigue teniendo actualidad, ha dicho el Pontífice "ya que el ambiente socio-cultural de aquella época ofrece muchas semejanzas con la nuestra".
Funete: Radio Vaticano
La Audiencia de esta mañana ha tenido lugar en el Aula Pablo VI a causa del calor sofocante que se respira estos últimos días en la capital italiana. Han participado en la audiencia unos 10 mil peregrinos. En esta primera catequesis dedicada al Apóstol de los gentiles, el Papa ha querido considerar de manera especial el ambiente en el que vivió y en el que evangelizó San Pablo. La predicación paulina, "con toda la profunda originalidad del mensaje cristiano, sintoniza con la sensibilidad religiosa y el trasfondo cultural de su tiempo".
"Todos tenemos mucho que aprender de san Pablo - ha subrayado el Pontífice- y este es el objetivo del Año Paulino: aprender la fe en Cristo, camino de recta vía". En sus palabras, Benedicto XVI ha recordado en particular "la visión universal" propuesta por San Paolo "mientras se vivía en aquel entonces una crisis de la religión tradicional en sus aspectos mitológicos y cívicos, y el particularismo de la cultura y de la religión judía encontraban lugar dentro de las instituciones del Imperio Romano".
Más difícil y sufrida fue, en cambio, “la posición de los que adhirieron con fe a Jesús de Nazaret en la medida en que se distinguirán ya sea de judaísmo que del paganismo imperante”, ha explicado el Papa. Expresión de “tres culturas, la hebrea, la griega, o mejor dicho la helenística, y la romana", San Pablo supo predicar el Evangelio "más allá de toda limitación, afirmando que no había judíos o griegos, hombres libres y esclavos, mujeres u hombres sino que todos vosotros sois solo uno en Jesús”.
La visión universalista típica de la personalidad de san Pablo, al menos del Pablo cristiano tras el evento del camino de Damasco, debe ciertamente su impulso de base a la fe en Jesucristo, en cuanto la figura del Resucitado nos sitúa más allá de las estrecheces particulares. Pero el Papa ha señalado que en esta visión universal del Apóstol influyó también el contexto cultural de su tiempo, en el que destaca la filosofía estoica, "con sus altos valores de humanidad y de sabiduría".
"Pablo fue una figura excelsa, inimitable y estimulante. Es para nosotros un ejemplo de total dedicación al Señor y a su Iglesia y estuvo abierto a la humanidad y a sus culturas". “Un mensaje el de san Pablo que sigue teniendo actualidad, ha dicho el Pontífice "ya que el ambiente socio-cultural de aquella época ofrece muchas semejanzas con la nuestra".
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