La fuerza de tu convicción personal no cambia, no tiene edad aunque te salgan canas.
Nació en Esztergom en 075 y murió en Buda, Hungría en el año 1038.
Los padres, fervientes cristianos lo llevaron a bautizar de manos de san Adalberto de Praga el mismo día de su nacimiento.
Le dieron una buena educación y formación en los valores propios del cristianismo. Al llegar a la edad adecuada, se casó con la joven Gisela, hermana del que llegaría a ser el rey san Enrique II.
Esteban, que gozaba de gran prestigio entre las clases altas de la sociedad, comenzó por hacer restricciones al poder feudal y al de los nobles, puso fin a la división en tribus y nombró a gobernadores honrados para regir cada provincia.
Una vez que logró la unidad de los magiares, envió a san Anastasio a Roma para que le dieran el permiso de ordenar la nación en jerarquías eclesiásticas.
El Papa Silvestre II reconoció a Esteban como rey. Fue coronado – cosas de la época – como el primer rey de Hungría en el 1001.
Una de las cosas dignas de admiración, entre otras, fue el entusiasmo desplegado juntamente con su mujer para que el pueblo se cristianizara.
Para esto, fundó bastantes monasterios y escuelas. A pesar de la oposición de algunos paganos, estableció el cristianismo como la religión oficial del Estado. Eran otros tiempos.
La blasfemia y el adulterio se consideraban crímenes. Cada ciudad debía tener su propia iglesia y debía ayudar al mantenimiento del párroco y de los pobres. Su fama superaba a muchos santos y emperadores de su tiempo.
Fuente: Santopedia y Catholic.net
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