Ciudad del Vaticano, 14 sep 08.- En la fiesta de hoy de la Exaltación de la Cruz, el Santo Padre Benedicto XVI ha celebrado ante miles de fieles, la Santa Misa por el 150º Aniversario de las Apariciones de Lourdes.
Recordando las palabras que la Virgen dijo a Bernardette el 2 de marzo de 1858: “Id y decid a los sacerdotes que vengan en procesión y que se construya aquí una capilla”, en Papa ha dado inicio a su homilía, explicando después el significado de la festividad de este domingo.
La fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz recuerda que “tanto amó Dios al mundo, que entregó a su Hijo único para salvar a los hombres” (Jn 3,1&).
“La señal de la Cruz es de alguna forma el compendio de nuestra fe, porque nos dice cuánto nos ha amado Dios; nos dice que, en el mundo, hay un amor más fuerte que la muerte, más fuerte que nuestras debilidades y pecados. El poder del amor es más fuerte que el mal que nos amenaza. Este misterio de la universalidad del amor de Dios por los hombres, es el que María reveló aquí, en Lourdes”.
Precisamente siguiendo el recorrido jubilar tras las huellas de Bernadette, se nos recuerda lo esencial del mensaje de Lourdes. María la eligió para transmitir su mensaje de conversión, de oración y penitencia, en total sintonía con la palabra de Jesús: “Porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y se las has revelado a la gente sencilla” (Mt 11,25). En este sentido el Papa ha recordado que en su camino espiritual, “también los cristianos están llamados a desarrollar la gracia de su Bautismo, a alimentarse de la Eucaristía, a sacar de la oración la fuerza para el testimonio y la solidaridad con todos sus hermanos en la humanidad”. “Dejémonos también nosotros instruir y guiar en el camino que conduce al Reino de su Hijo”.
Benedicto XVI ha invitado a seguir a María a través de la oración, que precisamente es la vocación primera del Santuario de Lourdes. Y este llamamiento se lo ha dirigido principalmente a los jóvenes, porque a ellos, ha dicho el Papa, va dirigida la mirada de Dios, “Él os mira con amor a cada uno de vosotros y os llama a una vida dichosa y llena de sentido”. “No dejéis que las dificultades os descorazonen. (…)Queridos jóvenes, por vuestra parte, no tengáis miedo de decir sí a las llamadas del Señor, cuando Él os invite a seguirlo. Responded generosamente al Señor. Sólo Él puede colmar los anhelos más profundos de vuestro corazón”.
Benedicto XVI ha finalizado su homilía recordando que María transmite un mensaje de esperanza para todos los hombres y mujeres de nuestro tiempo, sean del país que sean, porque Ella es la luz de la esperanza que nos ilumina y nos orienta en nuestro caminar.
Recordando las palabras que la Virgen dijo a Bernardette el 2 de marzo de 1858: “Id y decid a los sacerdotes que vengan en procesión y que se construya aquí una capilla”, en Papa ha dado inicio a su homilía, explicando después el significado de la festividad de este domingo.
La fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz recuerda que “tanto amó Dios al mundo, que entregó a su Hijo único para salvar a los hombres” (Jn 3,1&).
“La señal de la Cruz es de alguna forma el compendio de nuestra fe, porque nos dice cuánto nos ha amado Dios; nos dice que, en el mundo, hay un amor más fuerte que la muerte, más fuerte que nuestras debilidades y pecados. El poder del amor es más fuerte que el mal que nos amenaza. Este misterio de la universalidad del amor de Dios por los hombres, es el que María reveló aquí, en Lourdes”.
Precisamente siguiendo el recorrido jubilar tras las huellas de Bernadette, se nos recuerda lo esencial del mensaje de Lourdes. María la eligió para transmitir su mensaje de conversión, de oración y penitencia, en total sintonía con la palabra de Jesús: “Porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y se las has revelado a la gente sencilla” (Mt 11,25). En este sentido el Papa ha recordado que en su camino espiritual, “también los cristianos están llamados a desarrollar la gracia de su Bautismo, a alimentarse de la Eucaristía, a sacar de la oración la fuerza para el testimonio y la solidaridad con todos sus hermanos en la humanidad”. “Dejémonos también nosotros instruir y guiar en el camino que conduce al Reino de su Hijo”.
Benedicto XVI ha invitado a seguir a María a través de la oración, que precisamente es la vocación primera del Santuario de Lourdes. Y este llamamiento se lo ha dirigido principalmente a los jóvenes, porque a ellos, ha dicho el Papa, va dirigida la mirada de Dios, “Él os mira con amor a cada uno de vosotros y os llama a una vida dichosa y llena de sentido”. “No dejéis que las dificultades os descorazonen. (…)Queridos jóvenes, por vuestra parte, no tengáis miedo de decir sí a las llamadas del Señor, cuando Él os invite a seguirlo. Responded generosamente al Señor. Sólo Él puede colmar los anhelos más profundos de vuestro corazón”.
Benedicto XVI ha finalizado su homilía recordando que María transmite un mensaje de esperanza para todos los hombres y mujeres de nuestro tiempo, sean del país que sean, porque Ella es la luz de la esperanza que nos ilumina y nos orienta en nuestro caminar.
Fuente: Radio Vaticano
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