
Recordando las palabras que la Virgen dijo a Bernardette el 2 de marzo de 1858: “Id y decid a los sacerdotes que vengan en procesión y que se construya aquí una capilla”, en Papa ha dado inicio a su homilía, explicando después el significado de la festividad de este domingo.
La fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz recuerda que “tanto amó Dios al mundo, que entregó a su Hijo único para salvar a los hombres” (Jn 3,1&).
“La señal de la Cruz es de alguna forma el compendio de nuestra fe, porque nos dice cuánto nos ha amado Dios; nos dice que, en el mundo, hay un amor más fuerte que la muerte, más fuerte que nuestras debilidades y pecados. El poder del amor es más fuerte que el mal que nos amenaza. Este misterio de la universalidad del amor de Dios por los hombres, es el que María reveló aquí, en Lourdes”.

Benedicto XVI ha invitado a seguir a María a través de la oración, que precisamente es la vocación primera del Santuario de Lourdes. Y este llamamiento se lo ha dirigido principalmente a los jóvenes, porque a ellos, ha dicho el Papa, va dirigida la mirada de Dios, “Él os mira con amor a cada uno de vosotros y os llama a una vida dichosa y llena de sentido”. “No dejéis que las dificultades os descorazonen. (…)Queridos jóvenes, por vuestra parte, no tengáis miedo de decir sí a las llamadas del Señor, cuando Él os invite a seguirlo. Responded generosamente al Señor. Sólo Él puede colmar los anhelos más profundos de vuestro corazón”.
Benedicto XVI ha finalizado su homilía recordando que María transmite un mensaje de esperanza para todos los hombres y mujeres de nuestro tiempo, sean del país que sean, porque Ella es la luz de la esperanza que nos ilumina y nos orienta en nuestro caminar.
Fuente: Radio Vaticano
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