Ciudad del Vaticano, 14 sep 08.- Tras la homilía el Santo Padre ha presidido el rezo mariano del Ángelus, en su alocución previa, el Papa ha recordado el “sí” de María. Su pureza acerca los corazones, y precisamente esa confianza en María es la que lleva a miles de peregrinos a acercarse a Lourdes, ha matizado Benedicto XVI.
“Ante María, precisamente por su pureza, el hombre no vacila a mostrarse en su fragilidad, a plantear sus preguntas y sus dudas, a formular sus esperanzas y sus deseos más secretos. El amor maternal de la Virgen María desarma cualquier orgullo; hace al hombre capaz de verse tal como es y le inspira el deseo de convertirse para dar gloria a Dios”.
María nos muestra de este modo la manera más adecuada de acercarnos al Señor, con sinceridad y sencillez. “Gracias a ella –ha recordado el Papa- descubrimos que la fe cristiana no es un fardo, sino que es como un ala que nos permite volar más alto para refugiarnos en los brazos de Dios”. En este sentido el Papa ha invitado a permanecer siempre en acción de gracias por lo que el Señor ha querido revelar de su designio salvador a través del misterio de María.
“Santa María, tú que te apareciste aquí, hace ciento cincuenta años, a la joven Bernadette, ‘tú eres la verdadera fuente de esperanza’ (Dante, Par., XXXIII,12). Como peregrinos confiados, llegados de todos los lugares, venimos una vez más a sacar de tu Inmaculado Corazón fe y consuelo, gozo y amor, seguridad y paz. ‘Monstra Te esse Matrem’. Muéstrate como una Madre para todos, oh María. Danos a Cristo, esperanza del mundo. Amén”.
Y tras el rezo mariano del Ángelus y el responso por los fieles difuntos, el Santo Padre, como es tradicional, ha saludado a todos los presentes en varios idiomas. Éstas han sido sus palabras en español.
“Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española que están aquí presentes para conmemorar el ciento cincuenta aniversario de las apariciones de la Virgen en Lourdes. Siguiendo el ejemplo de María Santísima, confiad siempre en Dios y poned vuestras vidas en sus manos de Padre. No os canséis de rezar, dando gracias al Señor por los beneficios recibidos y pidiendo constantemente el don de ser discípulos auténticos de Jesús, misioneros audaces de su Evangelio, sembradores de esperanza y testigos de la caridad. Feliz domingo a todos. Que Dios os bendiga y acompañe”.
“Ante María, precisamente por su pureza, el hombre no vacila a mostrarse en su fragilidad, a plantear sus preguntas y sus dudas, a formular sus esperanzas y sus deseos más secretos. El amor maternal de la Virgen María desarma cualquier orgullo; hace al hombre capaz de verse tal como es y le inspira el deseo de convertirse para dar gloria a Dios”.
María nos muestra de este modo la manera más adecuada de acercarnos al Señor, con sinceridad y sencillez. “Gracias a ella –ha recordado el Papa- descubrimos que la fe cristiana no es un fardo, sino que es como un ala que nos permite volar más alto para refugiarnos en los brazos de Dios”. En este sentido el Papa ha invitado a permanecer siempre en acción de gracias por lo que el Señor ha querido revelar de su designio salvador a través del misterio de María.
“Santa María, tú que te apareciste aquí, hace ciento cincuenta años, a la joven Bernadette, ‘tú eres la verdadera fuente de esperanza’ (Dante, Par., XXXIII,12). Como peregrinos confiados, llegados de todos los lugares, venimos una vez más a sacar de tu Inmaculado Corazón fe y consuelo, gozo y amor, seguridad y paz. ‘Monstra Te esse Matrem’. Muéstrate como una Madre para todos, oh María. Danos a Cristo, esperanza del mundo. Amén”.
Y tras el rezo mariano del Ángelus y el responso por los fieles difuntos, el Santo Padre, como es tradicional, ha saludado a todos los presentes en varios idiomas. Éstas han sido sus palabras en español.
“Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española que están aquí presentes para conmemorar el ciento cincuenta aniversario de las apariciones de la Virgen en Lourdes. Siguiendo el ejemplo de María Santísima, confiad siempre en Dios y poned vuestras vidas en sus manos de Padre. No os canséis de rezar, dando gracias al Señor por los beneficios recibidos y pidiendo constantemente el don de ser discípulos auténticos de Jesús, misioneros audaces de su Evangelio, sembradores de esperanza y testigos de la caridad. Feliz domingo a todos. Que Dios os bendiga y acompañe”.
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