San Salvador, 10 sep 08.- “La misión que se realice como fruto del Encuentro de Aparecida, debe, ante todo, animar la vocación misionera de los cristianos, fortaleciendo las raíces de su fe y despertando su responsabilidad para que todas las comunidades cristianas se pongan en estado de misión permanente”, afirman los Obispos de El Salvador en la Exhortación Pastoral que lleva por titulo “Una Iglesia en Misión permanente ” con motivo del lanzamiento de la Gran Misión en el país que tuvo lugar en el mes de agosto.
“La Iglesia en El Salvador, junto con las Iglesias hermanas en todo el continente se declara este día en estado permanente de misión”, continua el texto. Consideran además los Obispos que este tiempo de misión será “un tiempo de gracia, un camino de renovación, de conversión personal, social y pastoral” para responder así adecuadamente a los grandes desafíos de nuestra época.
La misión se irá concretando en cada una de las diócesis de acuerdo a los respectivos planes pastorales, en sintonía con las Iglesias particulares del continente y con momentos celebrativos vividos en común a nivel latinoamericano, pero el objetivo es siempre “llegar a ser una Iglesia que vive en misión permanente”.
Para ello los Obispos ofrecen algunas orientaciones pastorales en su Exhortación. En primer lugar recuerdan la necesidad absoluta de pedir al dueño de la mies, no sólo que envíe más obreros sino que los que están ya trabajando lo hagan en su nombre y con la fuerza de su Espíritu. Realizan además un llamamiento especial a los sacerdotes pues “de su entusiasmo, de su testimonio, de su entrega generosa depende en gran parte el buen éxito de la misión”. Además deben responder al llamamiento de Aparecida de poner en practica la renovación parroquial que “no puede contentarse con una pastoral de conservación, sino que debe configurarse como una auténtica parroquia misionera”.
Una iglesia misionera, continua la exhortación “no puede ser indiferente a los desafíos que nos presenta la realidad de El Salvador”. Por ello “debemos mirar de frente problemas como el secularismo creciente, la migración de católicos a otros grupos religiosos, la inhumana pobreza que impide a tantas familias una vida digna, el fenómeno de tantos compatriotas que abandonan su casa y su patria, buscando mejores condiciones económicas, con las consecuencias dolorosas que conlleva”. Estas realidades dolorosas piden una respuesta de esperanza.
Los elementos centrales de la misión según los Obispos deben ser cuatro. En primer lugar beber de la palabra, lugar de encuentro con Jesucristo, para lo cual se debe dar un impulso particular a la pastoral bíblica. El segundo punto importante es alimentarse de la Eucarística, dando especial relieve a la liturgia, sobre todo a los sacramentos de la iniciación cristiana tomando plena conciencia de que “la Eucaristía es el lugar privilegiado del encuentro del discípulo con Jesucristo y, a la vez, fuente inagotable de la vocación cristiana y del impulso misionero”. El tercer elemento central sería construir la Iglesia como casa y escuela de comunión y, por último, servir a la sociedad, en especial a los pobres.
Concluyen los Obispos su exhortación recordando el vehemente llamamiento realizado en la V Conferencia General de Aparecida: “¡Que nadie se quede con los brazos cruzados! Ser misionero es ser anunciador de Jesucristo con creatividad y audacia en todos los lugares donde el Evangelio no ha sido suficientemente anunciado o acogido, en especial, en los ambientes difíciles y olvidados y más allá de nuestras fronteras”. Y recordando las palabras del Apóstol de las Gentes en este Año Paulino: ¡Ay de mí si no anuncio el Evangelio!
Fuente: Fides
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