Los laicos llevaron la fe católica a Corea al final del siglo XVI. La evangelización era muy difícil porque Corea se mantenía aislada del mundo, excepto por los viajes a Pekín para pagar impuestos. En uno de esos viajes, hacia el año 1777, algunos coreanos cultos obtuvieron literatura de los padres jesuitas en China. Comenzaron una iglesia doméstica en Corea. Doce años después, un sacerdote chino fue el primer sacerdote que logró entrar secretamente en Corea. Encontró allí 4000 católicos. Ellos nunca habían visto un sacerdote. Siete años mas tarde, en medio de gran persecución, había 10,000 católicos.
San Andrés Kim Taegon es hijo de nobles coreanos conversos. Su padre, Ignacio Kim, fue martirizado en la persecución del año 1839 (fue beatificado en 1925 con su hijo).
Andrés fue bautizado a los 15 años de edad. Después viajó 1.300 millas hasta el seminario más cercano, en Macao, China. Seis años después se las arregló para volver a su país a través de Manchuria. Ese mismo año cruzó el Mar Amarillo y fue ordenado sacerdote en Shangai. Era el primer sacerdote nacido en Corea.
Regresó a Corea y se le asignó preparar el camino para la entrada de misioneros por el mar, para evitar los guardias de la frontera. En 1846 fue arrestado, torturado y decapitado junto al río Han, cerca de Seoul. Tenía 25 años.
Hubo varios miles de mártires coreanos en esa época. En 1883 llegó la libertad religiosa.
Beatificado en 1925 y canonizado el 6 de Mayo de 1984 por Juan Pablo II en su visita a Corea, junto con 102 otros mártires, incluyendo el seminarista Pablo Chong Hasang. La mayoría de los mártires canonizados eran laicos. La multitud en la misa de canonización fue una de las más grandes que jamás se han reunido en la faz de la tierra.
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