Santiago, 21 Dic. 09.- En la mañana del viernes 18 de diciembre, el obispo auxiliar de la Arquidiócesis de Santiago, monseñor Fernando Chomalí, acudió al penal Santiago Uno para celebrar por anticipado la misa de Navidad en compañía de los internos. La Eucaristía fue concelebrada por el capellán nacional de Gendarmería, padre Jaime Nawrath, y por el capellán del recinto carcelario, padre Enrique Vallejos.
En su homilía, monseñor Chomalí manifestó a los más de 400 fieles que participaron en la celebración, que la primera responsabilidad de los pastores de la Iglesia es estar junto a su pueblo y agregó: "ustedes son miembros de la Iglesia, forman parte de ella y están en el corazón de sus pastores, porque sabemos que están pasando por especiales dificultades".
Luego, el prelado afirmó que la Buena Nueva que Jesucristo nos trae "es que Dios se preocupa de nosotros, no nos abandona, y por eso que su propio Hijo está en presencia de nosotros. Y también nos dice que esta presencia de Dios se da en un modo humilde -y esa es la contradicción- en un lugar pobre en Belén, en un pesebre, ahí nace el Señor".
Nada nos puede separar del amor de Dios
En su mensaje, monseñor Chomalí indicó que la cárcel también puede convertirse en un pequeño portal de Belén, "porque aquí también se puede amar, aquí también se puede servir al prójimo. Es cierto que están privados de libertad, es cierto que eso constituye un sufrimiento ¡y cómo no va a serlo, especialmente en este tiempo! Pero mucho más importante que eso es que hay algo que nada ni nadie les puede quitar: el amor de Dios, manifestado en Cristo Jesús y la posibilidad de hacer el bien".
Luego, el pastor se dirigió a los internos afirmando: "Ustedes, como cristianos, están llamados a manifestar también ese amor. Este lugar puede ser, con el trabajo de cada uno de los que están aquí, un lugar donde se respire el amor de Dios. Esa es la gran noticia, que nada nos puede separar del amor de Dios y nada nos puede impedir vivir los mandamientos de amor al prójimo como Dios nos ama a nosotros mismos".
Iglesia, voz del arrepentimiento de nuestros cometidos
Al finalizar la Eucaristía, uno de los internos, a nombre de sus demás compañeros, solicitó al obispo que interceda junto a la Iglesia ante la sociedad, sus familias y a todos aquellos a quienes hicieron daño para que los perdonen. "Sean la voz del arrepentimiento de nuestros cometidos. No somos animales, sino desesperados seres humanos por seguir sobreviviendo", declaró.
Por su parte, monseñor Chomalí agradeció a todos los que trabajan con los internos; a la pastoral penitenciaria y a los gendarmes, quienes ayudan "a salir adelante con fuerza, con esperanza y con futuro". Finalmente el prelado bendijo los rosarios que fueron regalados a los asistentes quienes participaron alegremente durante toda la misa.
Gaudium Press
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