Castel Gandolfo, 5 Abr. 2010.- Ya en su residencia pontificia de verano en Castel Gandolfo, en los Alpes italianos, a donde se transfirió después de las celebraciones de Pascua en el Vaticano, el Papa Benedicto XVI recitó en la mañana de este lunes la tradicional oración mariana del período pascual, el Regina Coeli. La oración substituye al Ángelus en este tiempo de Pascua.
Benedicto XVI profirió la oración desde el balcón central de su residencia, y pidió que todos los cristianos se acuerden de Jesús crucificado, quien exhortó a sus apóstoles para que fuesen anunciadores de la buena nueva: "Como el Padre me envió, así también yo os envío" (Jn 20,21).
Tenemos la misión de los ángeles
Así, según el Santo Padre, de la misma forma que Jesús y sus apóstoles fueron embajadores del amor de Dios, también los cristianos deben serlo. "Somos mensajeros de su resurrección, de su victoria sobre el mal y sobre la muerte, portadores de su amor divino", dijo el Papa, agregando en seguida: "ciertamente, permanecemos, por naturaleza, hombres y mujeres, pero recibimos la misión de los 'ángeles', mensajeros de Cristo: ella es dada a todos en el Bautismo y el Crisma".
El Papa entonces pidió a la Virgen María que interceda para auxiliar a todos a "acoger plenamente la gracia del misterio pascual y a tornarnos mensajeros corajudos y alegres de la Resurrección de Cristo".
Al final del Regina Coeli, el Pontífice dirigió un saludo especial a todos los fieles allí presentes, en diferentes lenguas, invitando a todos a irradiar la alegría de la Pascua y la belleza de la esperanza cristiana.
"No tengamos miedo de testimoniar que Jesús está vivo y presente entre nosotros. Que como las mujeres del pasaje del Evangelio de hoy, todos nosotros, especialmente aquellos bautizados en esta Pascua, mantengamos vivos en nuestros corazones nuestra sorpresa y alegría delante del Señor resucitado", destacó Benedicto XVI.
"Que el triunfo de Cristo sobre el pecado y la muerte llene sus vidas de alegría y de paz, y los ayude siempre a ser coherentes con su condición de ‘cristos'. No tengan miedo. Cristo resucitó y vive entre nosotros. Su presencia amorosa acompaña el camino de la Iglesia y la sustenta en medio de las dificultades. Con esta certeza en su corazón, ofrezcan al mundo un testimonio sereno y corajudo de la vida nueva que brota del Evangelio".
Antes de finalizar, Benedicto XVI agradeció especialmente a las autoridades y los habitantes de Castel Gandolfo, y concluyó, con buenos votos: "Un pensamiento cariñoso a los peregrinos que participan de este encuentro de oración en la Plaza San Pedro. A todos deseo que pasen con serenidad este lunes del Ángel, en el cual el anuncio de la Pascua resuena con alegría".
Gaudium Press
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