(456-545). Nació en Salency de padre franco y madre galorromana cuyos nombres aportados por la imaginación posterior son Néctor y Protagia. Estudió en la escuela episcopal de Veromandrudum, lugar que sitúan cerca de la actual Bélgica, en donde hay recuerdos históricos para los hispanos por la victoria de Felipe II en san Quintín -Saint Quentin- que nos valió el Escorial.
Se ordena sacerdote y la fábula lo adorna con corona de actos ejemplares. Lo hacen obispo a la muerte de Alomer; con probabilidad lo consagra Remigio. Y se encuentra inmerso en el difícil y cruel mundo de restos de paganismo con resistencia a la fe; deberá luchar contra la superstición de sus gentes, contra la ignorancia, las duras costumbres, la haraganería, rapiña y asesinatos.
A ese amplio trabajo evangelizador se presenta Medardo con las armas de la bondad y de la comprensión más que con el báculo, el anatema o el látigo. Murió en torno al año 560 y sus restos se trasladaron a la abadía de Soissons donde le veneraron durante toda la Edad Media.
Evangelio del día
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