“El Rosario, mientras nos hace contemplar a Cristo, también nos hace constructores de la paz en el mundo. (Juan Pablo II) |
Acatando fielmente esa exhortación del Papa Juan Pablo II, nunca deje de rezar el Rosario con el pretexto de tener muchas distracciones involuntarias, o falta de interés por rezarlo, o mucho cansancio, o falta de tiempo, o cualquier otro motivo. Para rezarlo bien no es necesario tener consolaciones ni lograr una aplicación continua de la imaginación, o un simple gusto. Bastan la fe pura y la buena intención.
¡Mire cuántos beneficios nos proporciona la recitación del Rosario!
• Nos eleva al conocimiento perfecto de Jesucristo.
• Purifica nuestras almas del pecado.
• Nos lleva a la victoria sobre todos nuestros enemigos.
• Nos facilita la práctica de las virtudes.
• Nos inflama el amor de Jesucristo.
• Nos enriquece de gracias y méritos.
• Nos proporciona los medios para pagar todas nuestras deudas con Dios y con los hombres.
A todo lo cual agrega San Luis de Montfort: “Aunque te encuentres al borde del abismo o con un pie en el infierno, aunque estés endurecido y obstinado como un demonio, tarde o temprano te convertirás y te salvarás con tal que reces devotamente todos los días el santo Rosario, para conocer la verdad y obtener la contrición y el perdón de tus pecados". <<Continuar>>
Revista Heraldos del Evangelio, Oct/2004, n. 15, p. 34 a 38.
No hay comentarios:
Publicar un comentario