San Pedro de Orséolo/Foto: @Santiebeati.it |
Llegó a ser dux de Venecia, cargo en el que desplegó un enorme talento administrativo al restaurar la paz pública, el templo de San Marcos y los barrios incendiados tras las guerras internas.
Una noche desapareció sin dejar huella, y fue hasta Francia donde entró en la abadía de Rosellón y se hizo monje bajo un falso nombre. Allí pasó el resto de sus días entregado a la expiación y a la contemplación.
Evangelio del día
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