Mientras Apolo permanecía en Corinto, Pablo, atravesando la región interior, llegó a Éfeso. Allí encontró a algunos discípulos y les preguntó: “Cuando abrazasteis la Fe, ¿habéis recibido el Espíritu Santo?"
Ellos le dijeron: "Ni siquiera hemos oído decir que hay un Espíritu Santo". "Entonces, ¿qué bautismo habéis recibido?" - les preguntó Pablo. El de Juan”, respondieron.
Pablo les dijo: "Juan bautizaba con un bautismo de penitencia, diciendo al pueblo que creyera en el que vendría después de él, es decir, en Jesús". Al oír estas palabras, ellos se hicieron bautizar en el nombre del Señor Jesús. Pablo les impuso las manos y descendió sobre ellos el Espíritu Santo. Entonces comenzaron a hablar en distintas lenguas y a profetizar.
Eran en total unos doce hombres. Pablo fue luego a la sinagoga y durante tres meses predicó abiertamente, hablando sobre el Reino de Dios (Hch 19, 1-8).
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