Ciudad del Vaticano, 22 jun 08.- En la cita con el rezo mariano del Ángelus de este domingo, el Santo Padre, fiel a su preocupación por los acontecimientos mundiales, ha pronunciado palabras de aliento para los afectados por el naufragio en el archipiélago de Filipinas de un ferry arrollado por el tifón Fengshen: “Mientras aseguro mi cercanía espiritual a las poblaciones de las islas afectadas por el tifón –ha exhortado el Papa- elevo una oración especial al Señor por las víctimas de esta nueva tragedia del mar, en la que parece que se han visto implicados muchos niños”.Asimismo Benedicto XVI ha recordado la proclamación hoy, en la capital del Líbano, Beirut, del beato Yaaqub da Ghazir Haddad, en el siglo Khalil, sacerdote de la Orden de los Hermanos Menores Capuchinos y fundador de la Congregación de las Hermanas Franciscanas de la Cruz del Líbano. Expresando su felicitación a sus hijas espirituales, el Pontífice ha deseado con todo el corazón que “la intercesión del beato Abuna Yaaqub, unida a la de los santos libaneses, obtenga para este amado y martirizado país, que ya ha sufrido demasiado, progresar finalmente hacia una paz estable”.En su alocución previa al rezo mariano del Ángelus el Papa ha analizado el Evangelio de hoy en el que encontramos dos invitaciones de Jesús: por una parte a “no temer a los hombres”; y por otra a “temer” a Dios”. Enfatizando que “el miedo es una dimensión natural de la vida”, Benedicto XVI ha invitado a afrontarlo “con el compromiso humano y la confianza en Dios”. Pero al mismo tiempo, ha dicho el Santo Padre, los hombres tienen un miedo que va más allá, un miedo existencial que “nace de un sentimiento de vacío, unido a una cultura marcada por el nihilismo teórico y práctico”. Frente al amplio y diversificado panorama de los miedos humanos, la Palabra de Dios es clara, ha señalado el Papa: quien “teme” a Dios “no tiene miedo”. El temor de Dios, que las escrituras definen como “el principio de la verdadera sabiduría”, coincide con la en fe en Él.En este sentido el Papa ha recordado que quien teme a Dios está tranquilo, incluso en medio de las tempestades, porque Dios, como reveló Jesús, es misericordia y bondad, es “el Verbo de Dios encarnado que nos ha amado hasta sacrificarse muriendo en la Cruz por nuestra salvación”. Así lo explicaba Benedicto XVI en español a los fieles congregados en la plaza de san Pedro del Vaticano: “Saludo con afecto a los peregrinos de lengua española que participan en esta oración mariana. Os invito a vivir cimentados en el sólido fundamento del amor a Jesucristo, para que no os dejéis vencer por el temor y seáis sus testigos en medio del mundo, superando las dificultades o el ambiente hostil que podáis encontrar. Os acompañe en esta hermosa misión la maternal protección de la Virgen María. Feliz domingo a todos”.Benedicto XVI ha finalizado su alocución previa al rezo mariano del Ángelus recordando al Apóstol de las Gentes, del cual se celebra el próximo fin de semana el bimilenario de su nacimiento, con un año jubilar especial: “Que este gran evento espiritual y pastoral pueda suscitar también en nosotros una confianza renovada en Jesucristo que nos llama a anunciar y testimoniar su Evangelio, sin temer a nada. Por tanto queridos hermanos y hermanas, os invito a prepararos para celebrar con fe el Año Paulino”.Y tras el rezo mariano del Ángelus y el responso por los fieles difuntos, Benedicto XVI ha finalizado el Ángelus de hoy, recordando en francés la celebración de hoy en Québec, Canadá, del 49º Congreso Eucarístico Internacional bajo el tema: “La Eucaristía don de Dios para la vida del mundo”.
Fuente: Radio Vaticano
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