El ciclo festivo y celebrativo de María tras su la solemnidad de Asunción del pasado 15 de agosto no ha concluido. María sigue presente en el corazón del pueblo cristiano en esta segunda quincena de agosto –lo está en realidad durante todo el año y durante toda la vida- bajo distintos títulos y celebraciones mientras aguarda a las grandes fiestas de septiembre en torno al día 8 (la Natividad de María) y del día 15 (la Virgen de los Dolores).
“Acordaos, oh piadosísima Virgen María”
Por otro lado, el miércoles 20 de agosto, es la memoria litúrgica obligatoria del gran santo francés del medievo San Bernardo de Claraval, el gran difusor de la reforma cisterciense. San Bernardo de Claraval sobresalió también por su amor a la Virgen María, a quien compuso la conocida y tan hermosa oración del “Acordaos”. Asimismo, el viernes, día 22 de agosto, es la fiesta de Santa maría, una festividad litúrgica de carácter recapitulativo sobre la misión y el misterio de María Santísima.
Todo ello nos permite una nueva reflexión sobre María y sobre lo amada que es por el pueblo cristiano. De la mano del Papa Benedicto XVI, en dos recientes alocuciones suyas, he aquí sendos decálogos sobre el Rosario y sobre el Magníficat – el cántico de alabanza de María, su oración por excelencia-.
La nueva primavera del Rosario
El sábado del 3 de mayo pasado el Papa Benedicto XVI visitó la basílica romana de Santa María la Mayor. Se unió a los fieles en su rezo sabatino de la plegaria mariana más universal y pronunció después una bellísima homilía, extractada ahora en el siguiente decálogo:
El sábado del 3 de mayo pasado el Papa Benedicto XVI visitó la basílica romana de Santa María la Mayor. Se unió a los fieles en su rezo sabatino de la plegaria mariana más universal y pronunció después una bellísima homilía, extractada ahora en el siguiente decálogo:
1.- "El santo rosario no es una práctica piadosa del pasado, como oración de otros tiempos en los que se podría pensar con nostalgia. Al contrario, el rosario está experimentado una nueva primavera".
2.- "El rosario es uno de los signos más elocuentes del amor que las generaciones de todos los tiempos sienten por Jesús y por su Madre”.
3.- "En el mundo actual tan dispersivo, el rosario ayuda a poner a Cristo en el centro como hacía la Virgen, que meditaba en su corazón todo lo que se decía de su Hijo, y también lo que El hacía y decía".
4.- "Cuando se reza el rosario, se reviven los momentos más importantes y significativos de la historia de la salvación; se recorre la vida de Cristo".
5.- "Con María, el corazón se orienta hacia el misterio de Jesús. Se pone a Cristo en el centro de nuestra vida, de nuestro tiempo, de nuestras ciudades, mediante la contemplación y la meditación de sus santos misterios de gozo, de luz, de dolor y de gloria".
6.- "María nos ayuda a acoger en nosotros la gracia que procede de los misterios del rosario para que así se difunda en la sociedad, purificándola de las numerosas fuerzas negativas y abriéndola a la novedad de Dios".
7.- "Cuando se reza el rosario de modo auténtico, no mecánico o superficial sino profundo, trae paz y reconciliación ya que conlleva la fuerza sanadora de Jesucristo, invocado con fe y con amor en el centro de cada Avemaría".
8.- "El rosario, si no es mecánica repetición de formas tradicionales, es una meditación bíblica en compañía de María, para conservar, como Ella, en nuestro corazón la misión redentora de su Hijo Jesucristo".
9.- "Nunca debe cesar la buena costumbre del rezo del rosario. Debe siempre proseguir todavía con mayor compromiso de manera que, en la escuela de María, la lámpara de la fe brille cada vez más en el mundo”.
10.- "En el rezo del rosario, os encomiendo –dice el Papa- las intenciones más urgentes de mi ministerio, las necesidades de la Iglesia, los grandes problemas de la humanidad: la paz en el mundo, la unidad de los cristianos, el diálogo entre las culturas".
La más hermosa lectura teológica de la historia
Asimismo, al atardecer del día 31 de mayo, Benedicto XVI convocó en la plaza de San Pedro de Roma una vigilia mariana como final del mes de mato, el mes de María. El cántico del Magníficat –la oración que María proclamó en su vista a su prima Santa Isabel, tras la Anunciación y Encarnación del Hijo de Dios- fue el hilo conductor de su homilía.
1.- "Después de la Anunciación, cuando el Ángel desapareció de su presencia, María se encontró con un gran misterio en su seno; sabía que algo extraordinariamente único había ocurrido; se daba cuenta de que había comenzado el último capítulo de la historia de la salvación. Pero todo, junto a Ella, había permanecido como antes y, para el pueblo de Nazaret, todo lo que le había acontecido a Ella, lo desconocía completamente". Y María se abrió al misterio con su “fiat”.
2.- "Antes de preocuparse de Ella misma, María piensa en la anciana Isabel, que ha sabido estaba encinta de manera avanzada, y, empujada por el misterio de amor que apenas había acogido en sí misma, se pone en camino a prisa para ir a ofrecer su ayuda. ¡He aquí la grandeza sencilla y sublime de María!”
3.- "Cuando María llega a la casa de Isabel, ocurre un hecho que ningún pintor podrá jamás retratar con la belleza y la profundidad de lo ocurrido. La luz interior del Espíritu Santo envuelve e sus personas. E Isabel, iluminada de lo Alto, exclama: ¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? En cuanto tu saludo llegó a mis oídos, el niño saltó de alegría en mi vientre. ¡Dichosa tú que has creído, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá!".
4.- "Estas palabras podrían parecer desproporcionadas al contexto real. Isabel es una de las muchas ancianas de Israel y María es una desconocida muchacha de un pueblo perdido de Galilea. ¿Qué cosa puede ser y qué cosa pueden hacer en un mundo en el que cuentan otras personas y pesan otros poderes? Sin embargo, María una vez más se admira, su corazón es límpido, totalmente abierto a la luz de Dios; su alma es sin pecado, no está cargada por el orgullo y el egoísmo". Y, mientras tanto, María vuelve a entregarse al plan de Dios.
5.- "Las palabras de saludo de Isabel a María encienden en ésta un cántico de alabanza, que es una auténtica y profunda lectura teológica de la historia. Una lectura que nosotros debemos aprender continuamente de Ella, cuya fe está libre de sombras y es inquebrantable: Proclama mi alma la grandeza del Señor".
6.-"María reconoce la grandeza de Dios. Este es el primer e indispensable sentimiento de la fe, el sentimiento que da seguridad a la criatura humana y la libera del miedo, incluso en medio de los avatares de la historia".
7.-"Caminando más allá de la superficie, María ve con los ojos de la fe la obra de Dios en la historia. Por eso es santa, porque ha creído: por la fe, en efecto, ha acogido la Palabra del Señor y ha concebido al Verbo Encarnado”.
8.- “Su fe le ha hecho ver que los tronos de los poderosos de este mundo son todos provisionales, mientras el trono de Dios es la única roca que no cambia y no cae”.
9.- “Su Magníficat, a distancia de siglos y milenios, permanece como la más verdadera y profunda interpretación de la historia, mientras que las lecturas hechas por tantos sabios de este mundo han sido desmentidas por los hechos en el curso de los siglos".
10.-"Llevemos, pues, siempre en nuestras vidas el Magníficat el corazón. Llevemos con nosotros los mismos sentimientos de alabanza y de acción de gracias de María hacia el Señor, su fe y su esperanza. Su dócil abandono en las manos de la Providencia. En efecto, solamente acogiendo el amor de Dios y haciendo de nuestra existencia un servicio desinteresado y generoso al prójimo, podremos elevar con alegría un canto de alabanza al Señor".
Fuente: Ecclesia
No hay comentarios:
Publicar un comentario