Ciudad del Vaticano, 17 Mar. 09.- Benedicto XVI llegó a las 16,00 al aeropuerto Nsimalen de Yaundé, primera etapa de su visita apostólica a África. El Papa fue recibido por el presidente de la República de Camerún, Paul Biya y recibió el saludo del arzobispo de Yaundé y presidente de la Conferencia Episcopal, Simon-Victor Tonyé Bakot, así como del cardenal Christian Wiyghan Tumi, arzobispo emérito de Douala.
Después de saludar a los altos cargos del Estado y a los representantes diplomáticos, religiosos y militares, el Santo Padre pronunció el siguiente discurso:
"Vengo a vosotros como pastor (...) para confirmar a mis hermanos y hermanas en la fe. Esta fue la tarea que Cristo confió a Pedro en la Última Cena y la de los sucesores de Pedro. Cuando Pedro predicó a la multitud en Jerusalén el día de Pentecostés, entre ella había personas procedentes de África. El testimonio de grandes santos de este continente durante los primeros siglos del cristianismo (...) asegura a África un lugar de distinción en los anales de la historia de la Iglesia. Hasta nuestros días una plétora de misioneros y mártires han ofrecido su testimonio de Cristo en todos los lugares de África y aquí hoy la Iglesia está bendecida con 150 millones de fieles".
El Papa afirmó que con su visita quería celebrar con las poblaciones africanas "la fe vivificadora en Cristo que sostiene y nutre a tantos hijos e hijas en este gran continente" y recordando la próxima asamblea especial del Sínodo dedicada a África dijo: "Este momento de gracia es un llamamiento a todos vosotros obispos, sacerdotes, religiosos y laicos del continente para que os dediquéis nuevamente a la misión de la Iglesia de llevar la esperanza a los corazones de los pueblos africanos y con ello de todo el mundo".
"Incluso en medio de los sufrimientos más atroces el mensaje cristiano es portador de esperanza. (...) Frente a la violencia, a la pobreza, al hambre, a la corrupción o al abuso de poder, un cristiano no puede jamás permanecer callado. (...) Aquí en África como en tantos lugares del mundo, innumerables hombres y mujeres anhelan escuchar una palabra de esperanza y de consuelo. Los conflictos locales dejan tras de sí miles de personas sin hogar, necesitados, huérfanos, viudas...".
"En un continente al que sus habitantes fueron cruelmente arrebatados en épocas pasadas y llevados a trabajar a ultramar como esclavos, el tráfico de seres humanos, sobre todo de mujeres y niños inermes, se ha convertido en una nueva forma de esclavitud. En una época de escasez global de alimentos, de turbulencias financieras, de modelos disturbados por los cambios climáticos, África sufre desproporcionadamente: cada vez más habitantes acaban siendo presas del hambre, la pobreza, la enfermedad. Imploran a grandes gritos reconciliación, justicia y paz y es lo que la Iglesia les ofrece".
La Iglesia no propone "nuevas formas de opresión económica o política, sino la libertad de los hijos de Dios; no impone modelos culturales que ignoran el derecho a la vida de los que todavía no han nacido, sino el agua pura y salvífica del Evangelio de la vida. No amargas rivalidades inter-étnicas o interreligiosas sino la rectitud, la paz y la alegría del Reino de Dios".
El Santo Padre elogió la solicitud de la Iglesia local por las personas enfermas y definió "encomiable " el hecho de que los enfermos de SIDA puedan curarse gratis. También mencionó el compromiso educativo, que se ha traducido, entre otras cosas, en la obra de la Universidad Católica de África Central, "signo de gran esperanza para el futuro de la región".
"Camerún es efectivamente tierra de esperanza. (...) Miles de refugiados de los países circundantes, arrasados por la guerra, han encontrado acogida. Es una tierra de vida cuyo gobierno habla claramente en defensa de los derechos de los no que aún no han nacido. Es tierra de paz: resolviendo mediante el diálogo el contencioso sobre la península Bakassi, Camerún y Nigeria han demostrado al mundo que una paciente labor diplomática puede ser fructuosa. Es una tierra (...) bendecida con una población joven, (...) impaciente por construir un mundo más pacífico y más justo. La definen una "África en miniatura", patria de más de doscientos grupos étnicos diversos que viven en armonía".
"Viniendo a vosotros -concluyó el pontífice-, pido que la Iglesia aquí, y en todos los lugares de África, siga creciendo en la santidad, en el servicio a la reconciliación, a la justicia, y a la paz".
VIS
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Después de saludar a los altos cargos del Estado y a los representantes diplomáticos, religiosos y militares, el Santo Padre pronunció el siguiente discurso:
"Vengo a vosotros como pastor (...) para confirmar a mis hermanos y hermanas en la fe. Esta fue la tarea que Cristo confió a Pedro en la Última Cena y la de los sucesores de Pedro. Cuando Pedro predicó a la multitud en Jerusalén el día de Pentecostés, entre ella había personas procedentes de África. El testimonio de grandes santos de este continente durante los primeros siglos del cristianismo (...) asegura a África un lugar de distinción en los anales de la historia de la Iglesia. Hasta nuestros días una plétora de misioneros y mártires han ofrecido su testimonio de Cristo en todos los lugares de África y aquí hoy la Iglesia está bendecida con 150 millones de fieles".
El Papa afirmó que con su visita quería celebrar con las poblaciones africanas "la fe vivificadora en Cristo que sostiene y nutre a tantos hijos e hijas en este gran continente" y recordando la próxima asamblea especial del Sínodo dedicada a África dijo: "Este momento de gracia es un llamamiento a todos vosotros obispos, sacerdotes, religiosos y laicos del continente para que os dediquéis nuevamente a la misión de la Iglesia de llevar la esperanza a los corazones de los pueblos africanos y con ello de todo el mundo".
"Incluso en medio de los sufrimientos más atroces el mensaje cristiano es portador de esperanza. (...) Frente a la violencia, a la pobreza, al hambre, a la corrupción o al abuso de poder, un cristiano no puede jamás permanecer callado. (...) Aquí en África como en tantos lugares del mundo, innumerables hombres y mujeres anhelan escuchar una palabra de esperanza y de consuelo. Los conflictos locales dejan tras de sí miles de personas sin hogar, necesitados, huérfanos, viudas...".
"En un continente al que sus habitantes fueron cruelmente arrebatados en épocas pasadas y llevados a trabajar a ultramar como esclavos, el tráfico de seres humanos, sobre todo de mujeres y niños inermes, se ha convertido en una nueva forma de esclavitud. En una época de escasez global de alimentos, de turbulencias financieras, de modelos disturbados por los cambios climáticos, África sufre desproporcionadamente: cada vez más habitantes acaban siendo presas del hambre, la pobreza, la enfermedad. Imploran a grandes gritos reconciliación, justicia y paz y es lo que la Iglesia les ofrece".
La Iglesia no propone "nuevas formas de opresión económica o política, sino la libertad de los hijos de Dios; no impone modelos culturales que ignoran el derecho a la vida de los que todavía no han nacido, sino el agua pura y salvífica del Evangelio de la vida. No amargas rivalidades inter-étnicas o interreligiosas sino la rectitud, la paz y la alegría del Reino de Dios".
El Santo Padre elogió la solicitud de la Iglesia local por las personas enfermas y definió "encomiable " el hecho de que los enfermos de SIDA puedan curarse gratis. También mencionó el compromiso educativo, que se ha traducido, entre otras cosas, en la obra de la Universidad Católica de África Central, "signo de gran esperanza para el futuro de la región".
"Camerún es efectivamente tierra de esperanza. (...) Miles de refugiados de los países circundantes, arrasados por la guerra, han encontrado acogida. Es una tierra de vida cuyo gobierno habla claramente en defensa de los derechos de los no que aún no han nacido. Es tierra de paz: resolviendo mediante el diálogo el contencioso sobre la península Bakassi, Camerún y Nigeria han demostrado al mundo que una paciente labor diplomática puede ser fructuosa. Es una tierra (...) bendecida con una población joven, (...) impaciente por construir un mundo más pacífico y más justo. La definen una "África en miniatura", patria de más de doscientos grupos étnicos diversos que viven en armonía".
"Viniendo a vosotros -concluyó el pontífice-, pido que la Iglesia aquí, y en todos los lugares de África, siga creciendo en la santidad, en el servicio a la reconciliación, a la justicia, y a la paz".
VIS
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