Ciudad del Vaticano, 15 ago 08.- A mediodía el Santo Padre desde el balcón del patio interior del palacio Apostólico, ha dirigido la plegaria mariana del Ángelus, recordando que, desde el paraíso, la Virgen continúa velando siempre, especialmente en las horas difíciles, por sus hijos que el mismo Jesús le ha confiado antes de morir en la Cruz.
“¡Cuántos testimonios de esta materna solicitud suya descubrimos visitando los Santuarios a Ella dedicados!”, ha exclamado Benedicto XVI evocando después a la singular ciudadela mundial de la vida y de la esperanza que es Lourdes donde, “Dios mediante, viajaré dentro de un mes, para celebrar el 150 aniversario de las Apariciones Marianas ocurridas en ese lugar”.
“María Asunta al cielo – ha terminado diciendo el Papa – nos indica la meta última de nuestra peregrinación en la tierra. Nos recuerda que todo nuestro ser – espíritu, alma y cuerpo – está destinado a la plenitud de la vida; que quién vive y muere en el amor de Dios y del prójimo será transfigurado a imagen del cuerpo glorioso de Cristo Resucitado; que el Señor humilla a los soberbios y ensalza a los humildes. Esto lo proclama la Virgen eternamente con el misterio de su Asunción. ¡Que Tú siempre seas alabada, oh Virgen María!. Reza al Señor por nosotros”.
Tras el rezo del ángelus y del responso por los fieles difuntos el Santo Padre ha saludado en varias lenguas. Éste ha sido su saludo en español: “Saludo con afecto a los fieles de lengua española presentes en esta oración mariana y a quienes se unen a ella a través de la radio y la televisión. Que la contemplación del misterio de la Asunción de la Virgen María, Madre de Dios, figura y primicia de la Iglesia que un día será glorificada, os sirva de consuelo y esperanza. Que Ella os alcance de su divino Hijo toda clase de bendiciones. Muchas gracias”.
“¡Cuántos testimonios de esta materna solicitud suya descubrimos visitando los Santuarios a Ella dedicados!”, ha exclamado Benedicto XVI evocando después a la singular ciudadela mundial de la vida y de la esperanza que es Lourdes donde, “Dios mediante, viajaré dentro de un mes, para celebrar el 150 aniversario de las Apariciones Marianas ocurridas en ese lugar”.
“María Asunta al cielo – ha terminado diciendo el Papa – nos indica la meta última de nuestra peregrinación en la tierra. Nos recuerda que todo nuestro ser – espíritu, alma y cuerpo – está destinado a la plenitud de la vida; que quién vive y muere en el amor de Dios y del prójimo será transfigurado a imagen del cuerpo glorioso de Cristo Resucitado; que el Señor humilla a los soberbios y ensalza a los humildes. Esto lo proclama la Virgen eternamente con el misterio de su Asunción. ¡Que Tú siempre seas alabada, oh Virgen María!. Reza al Señor por nosotros”.
Tras el rezo del ángelus y del responso por los fieles difuntos el Santo Padre ha saludado en varias lenguas. Éste ha sido su saludo en español:
Fuete: Radio Vaticano
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