Ciudad del Vaticano.- Alrededor de 15 mil sacerdotes de todo el mundo llenan Roma para despedirse del Año jubilar dedicado a ellos. En la noche de ayer, participaron de una gran vigilia en la Plaza de San Pedro en presencia del Papa Benedicto XVI.
"Estamos aquí reunidos, numerosísimos, como un gran cenáculo", saludó a los sacerdotes Mons. Mauro Piacenza, secretario de la Congregación para el Clero, al inicio del agrupamiento por la vigilia. "No hay nunca fin para la fidelidad de Cristo", como "no puede tener fin el llamado hecho a nosotros para una fidelidad personal", continuó.
Mons. Mauro afirma que la vocación de la administración de los sacramentos, llamada a la santidad, y a la virginidad y pureza "nunca son menospreciadas" y que el Año Sacerdotal concluye, pero el llamado a la santificación y renovación espirituales "¡nunca termina!".
La vigilia tuvo inicio con el testimonio de sacerdotes de diversas partes del mundo. Aconteció simultáneamente con Ars, en Francia, parroquia del patrono del Año Sacerdotal, San Juan María Vianney.
El Santo Padre respondió a las preguntas de cinco sacerdotes, uno en representación de cada continente, quienes manifestaron sus inquietudes relacionadas con la función del sacerdote, el papel de la teología, el culto y el celibato y las vocaciones.
"Respondiendo a un párroco procedente de Brasil, el Papa invitó a los sacerdotes a no reducir el propio ministerio a una profesión y subrayó la importancia de que los fieles vean que es un hombre apasionado por Cristo. En este mismo sentido, el Santo Padre recalcó la necesidad del coloquio personal con Cristo y no descuidar la propia alma, una prioridad pastoral fundamental que se resume en la oración constante, también por las personas que no saben rezar o no encuentran tiempo para hacerlo", reportó la Radio Vaticana
La noche concluyó con una oración y adoración eucarística.
Gaudium Press
No hay comentarios:
Publicar un comentario