Ciudad del Vaticano.- Delante de una multitud de fieles y turistas que no se incomodó con el fuerte calor de Roma en la Plaza de San Pedro, el Papa Benedicto XVI habló este domingo, antes de recitar la oración mariana del Ángelus, sobre la realización del Año Sacerdotal y las celebraciones por la conclusión del mismo, ocurridas la semana pasada en el Vaticano con la presencia de 15 mil sacerdotes del mundo entero.
El Santo Padre volvió a discurrir sobre el sacerdocio y la figura del padre. "El sacerdote es un don del Corazón de Cristo: un don para la Iglesia y el mundo". Según el Papa, las ceremonias fueron de días "inolvidables".
"Por esto, hoy deseo dar gracias a Dios por todos los beneficios que este Año trajo para la Iglesia de todo el mundo. Nadie jamás podrá medirlos, pero ciertamente están visibles y serán aún más visibles sus frutos."
"Del Corazón del Hijo de Dios, desbordante de caridad, brotan todos los bienes de la Iglesia y de modo particular tiene origen la vocación de aquellos hombres que, conquistados por el Señor Jesús, dejan todo para dedicarse enteramente al servicio del pueblo cristiano, a ejemplo del Buen Pastor", continuó el Pontífice, refiriéndose a la donación del ministerio sacerdotal.
El Papa se refirió a los sacerdotes como los primeros trabajadores de la civilización del amor. "Hay tantas figuras de padres, conocidos o menos, algunos elevados a la honra de los altares, y otros cuyo recuerdo permanece indeleble en los fieles", dijo. De forma particular, Benedicto XVI recordó a dos sacerdotes: el Santo Cura d'Ars, patrono del Año Sacerdotal, y Padre Jerzy Popieluszko, beatificado en Varsovia la semana pasada - ejemplo del "generoso y corajudo ministerio" en defensa de la libertad, la verdad y la dignidad de la vida.
"El amor del Corazón de Cristo lo llevó a dar la vida y su testimonio fue semilla de una nueva primavera en la Iglesia y la sociedad" de régimen comunista, observó Benedicto XVI sobre el beatificado.
En los saludos en italiano y español el Papa habló sobre la primera beatificación de un laico el periodista español Manuel Lozano Garrido, realizada ayer en España. Él fue escritor y periodista; nació en 1920 en Linares, España. Por causa de una parálisis se tornó inválido, después ciego; estuvo confinado a una silla de ruedas por 28 años de su vida. Fundó un grupo de oraciones para la prensa, "Sinaí". La ceremonia de beatificación ocurrió en su ciudad natal, Linares, y fue presidida por el prefecto de la Congregación para la Causa de los Santos, Mons. Angelo Amato.
Gaudium Press
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